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Kath Rodríguez

Crush y su abrazo a mi adolescente interior

Me gustan las comedias románticas. Siempre me han gustado. De hecho, creo que son mi tipo de películas favoritas: para pasar el rato, para pasar la tristeza, para cuando estoy aburrida, para cuando quiero sentir alegría y emoción... Quizás para todo momento.

Me gusta ver cuando los personajes se conocen, o cuando se empiezan a desarrollar los sentimientos, y tienen esos pequeños momentos de realización en donde se dan cuenta de lo que están sintiendo. Me gusta ver a los personajes enamorados, y crear historias para después de la película, hacerles un final, o cómo transcurrieron sus vidas después. Es decir, me gustan los finales felices en las películas. Y por eso, siempre termino viendo películas sobre parejas heterosexuales: esas siempre van a terminar bien.

La realidad, es que para las mujeres que le gustan otras mujeres, no es tan fácil encontrar historias bien hechas, centradas en una relación "lésbica", y que tenga un buen final. La mayoría de las historias que vemos en el cine y en la televisión, están destinadas a la tragedia y al fracaso: un amor en un drama de época en donde las protagonistas no pueden estar juntas, una historia en donde sí están juntas pero una de ellas muere o tiene que sacrificarse, o simplemente un amor que puede terminar bien pero la serie nunca es renovada para nuevas temporadas así la primera haya sido exitosa (no, no estoy señalando ningún show en particular *first kill*).

En fin, encontrar una película o una serie que tenga un buen final y que, además, sea una buena representación, es una odisea. Y por eso amé Crush.

Crush es una comedia romántica de coming-of-age en donde las protagonistas son una muchacha lesbiana, una bisexual y una queer. Sí, es una película centrada en el primer amor de la secundaria (and I love it). Y, spoiler alert, tiene un final feliz.

Honestamente, me recordó muchísimo a Heartstopper, porque, aunque no son iguales, despertó en mí la misma alegría y la misma nostalgia que sentí cuando vi a Nick y a Charlie enamorarse.

Pero esto, más allá de ser una reseña de la película, y una queja sobre la falta de buena representación en el cine y la televisión, es un artículo sobre cómo todas las personas queer (las que estamos ya en nuestra adultez), sufrimos el hecho de no haber tenido referentes, y de no haber vivido una niñez y una adolescencia normal o tan normal, por no "habernos dado cuenta", por esconder quienes eramos realmente, por no habernos aceptado a nosotrxs mismxs, entre otras cosas.

Crush para mí fue un abrazó de reconciliación con esa niña y esa muchacha que se decía constantemente "no te pueden gustar las niñas, esta duda que tienes es solo curiosidad, pero nadie puede saber que la estás teniendo" (y sí, yo era de esas que guardaba fotos de sus actrices, modelos y cantantes favoritas y decía que era porque quería ser como ellas). Fue un abrazo, pero al mismo tiempo un sentimiento de nostalgia por no haber vivido un primer amor de adolescente sáfico, por no haberme permitido experimentarlo y haberme forzado a tener solo relaciones y crushes heterosexuales. Y aquí aclaro que no me estoy culpando, no es mi culpa, no es tu culpa, el haberse sentido así, es culpa de los estereotipos, de los prejuicios, de todo lo que nos enseñaron que indicaba que ser queer estaba y está mal.



Creo que todxs deberíamos haber vivido esta experiencia, y espero que todxs aquellxs que aún tienen la oportunidad puedan hacerlo, que las personas más jóvenes puedan ser más libres y no sientan la necesidad de esconder lo que sienten y quienes son. Espero que para ellxs sea más fácil, más natural, y más bonito. Espero que tengan mucha más representación, y que se encuentren en personajes e historias.

Y como no, también espero que se escriban y produzcan más películas y series sáficas, porque aún las necesito y porque muchxs también las necesitan.


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